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En el corazón del Mediterráneo, entre parajes repletos de barandas rústicas de acebuche y verdes campos, nace uno de los puntales gastronómicos de las Baleares: el queso Mahón-Menorca. Su sabor, genuino y lleno de matices, es el reflejo de una tierra rica en tradición y de un método de elaboración transmitido de generación en generación. Más que un simple queso, es un símbolo de la isla, de su historia y su cultura, y forma parte de la identidad de sus habitantes, quienes han sabido mantener vivas sus técnicas tradicionales a lo largo de los siglos.

El queso Mahón-Menorca no es fruto del azar. Su singularidad se debe a la combinación de un clima privilegiado, con brisas marinas que aportan una ligera salinidad, suelos fértiles que nutren los pastos y el saber hacer de los productores locales, que han perfeccionado su técnica a lo largo del tiempo. Su producción se lleva a cabo en explotaciones ganaderas familiares, donde las vacas pastan en libertad en terrenos bordados por los característicos muros de piedra seca, una imagen icónica del paisaje menorquín que no solo dota de belleza a la isla, sino que también permite un pastoreo racional y respetuoso con el medio ambiente. Menorca, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, ha sabido conservar su entorno natural en equilibrio con la actividad ganadera, lo que contribuye a la calidad excepcional de este queso y a la sostenibilidad de su producción.

El queso Mahón-Menorca cuenta con la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.), un sello que certifica su autenticidad y su vínculo inseparable con la isla. Para obtener esta distinción, debe cumplir estrictos controles en cada etapa de su producción. Solo se elabora con leche de vaca de las razas frisona, menorquina o parda alpina, criadas en la isla y alimentadas en gran parte con los recursos naturales que ofrecen sus tierras. La leche, siempre entera y sin conservantes, debe mantener un equilibrio óptimo entre grasa y proteína, lo que garantiza un producto final inigualable.

Existen dos métodos de producción principales: el queso Mahón-Menorca Artesano, elaborado con leche cruda y siguiendo técnicas tradicionales, y el queso Mahón-Menorca, producido en queserías industriales con leche sometida a procesos de conservación. Ambas variedades mantienen el sabor característico de este queso, aunque el proceso artesanal permite desarrollar matices más intensos gracias a la flora microbiana natural de la leche cruda. Según su tiempo de maduración, se clasifica en semicurado, con una textura tierna y un sabor más suave y equilibrado, y curado, que presenta una textura más firme y un gusto más intenso con matices picantes que se acentúan con el tiempo.

Cada queso que recibe la certificación D.O.P. ha pasado rigurosos controles para asegurar su autenticidad. Desde la procedencia de la leche hasta las condiciones de maduración, todo el proceso es supervisado por el Consejo Regulador, que otorga un distintivo especial a cada pieza para garantizar su origen y calidad. Esto permite que los consumidores tengan la certeza de que están adquiriendo un producto único, ligado a su territorio y elaborado bajo los más altos estándares. La presentación de este queso es inconfundible: su forma paralelepípeda de base cuadrada con aristas redondeadas, su corteza anaranjada, resultado del tradicional untado con aceite y pimentón en algunas variedades, así como su pasta de textura firme y color marfil hacen que sea un queso fácilmente reconocible y apreciado en el mercado.

El queso Mahón-Menorca Denominación de Origen Protegida es un queso versátil, perfecto para degustar solo o acompañado. Su sabor ligeramente salino y su textura única lo convierten en un ingrediente estrella en la gastronomía menorquina y en la mesa de cualquier amante del buen queso. Puede disfrutarse con alimentos y productos de lo más variado. Su maridaje es ideal para combinar con todo tipo de vinos según la variedad de queso y lo convierte en una auténtica delicia para los paladares más exigentes.

Más que un producto, el queso Mahón-Menorca es una experiencia, un bocado que transporta directamente a Menorca. Su legado se mantiene vivo gracias a los queseros que, con esfuerzo y dedicación, continúan elaborándolo con el mismo respeto por la raigambre del pasado. En cada porción de este queso hay un pedazo de la isla, de su gente, y su reconocimiento con la Denominación de Origen Protegida es una garantía de que seguirá siendo un emblema gastronómico de Menorca durante muchas generaciones más.